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Cómo conseguir una piscina ecológica

Si sois los felices poseedores de un jardín con piscina, sabréis lo que eso supone en cuanto a mantenimiento y gastos de agua, luz y tratamientos químicos, nada demasiado bueno para el medio ambiente, así que es posible que a muchos os interese cómo conseguir una piscina ecológica.

Aunque es algo que, con un poco de estudio y maña lo puede realizar uno mismo, existen también muchas empresas, especialmente en Reino Unido y Alemania, que se dedican a crear pequeños lagos sostenibles o transformar una piscina tradicional en una respetuosa con el medio ambiente.

¿Cómo lo logran? Básicamente, con un procedimiento similar al de la naturaleza.

Principalmente la clave de todo el proceso reside en el filtrado y oxigenación del agua. Para el filtrado, se debe disponer de una zona anexa a la zona de baño en la que colocar un lecho de tierra y rocas en la que puedan crecer juncos, musgos y algas, que son los encargados de purificar el agua.

Con una pequeña bomba de agua y un circuito anexo, se hace pasar el agua por este filtro de rocas y plantas, que se encargan de reducir al mínimo los nutrientes del agua, y así evitar que se desarrolle el Phytonplankon, unas algas unicelulares que son las máximas responsables de que el agua se vea verde.

Según Gartenart, la empresa británica responsable de las piscinas y estanques que veis en las imágenes, la superficie aproximada que se necesita es del entorno del 20% de la superficie de baño, aunque imagino que si es más, mejor.

El oxigenado del agua se consigue a través de pequeñas cascadas dentro de ese mismo circuito de agua, impulsado por una bomba que, para redondear el asunto ecológico, debería obtener su energía de una placa solar o un pequeño molino de viento.

Aunque obviamente, tiene sus pegas, ya que tanta vegetación y naturaleza atrae a pequeños anfibios e insectos, el placer que produce nadar en un agua libre de agentes químicos, en la que se pueda abrir los ojos sin que eso implique irritación, es incomparable.

Digo esto por propia experiencia, pues crecí veraneando al lado de una gran balsa de riego, con agua extraída de un pozo que jamás conoció el cloro. Claro que allí el agua se renovaba con frecuencia, lo que no le impedía coger un tono verdoso de vez en cuando, algo que en estas piscinas se evita con el mencionado filtro natural.

Además de evitar los siempre nocivos químicos, me gusta mucho cómo se integran estas piscinas naturales en el jardín. En algunos casos es como si ese pequeño lago hubiera estado ahí toda la vida, y en otros, como si fuera una pequeña alberca rodeada de vegetación, pero siempre con el agua limpia, y no estancada.

De nuevo, me encuentro con el ligero problema de que no dispongo de jardín alguno, así que veo complicado lo de ponerme una piscina ecológica, pero si lo tuviera, es algo que valoraría mucho, ya que siempre he preferido ríos, pozas y lagos antes que piscinas en las que se me irrita la piel.

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